Descubre más sobre nuestra hermandad

Juan del Amor Ruiz

Nuestros comienzos

Los orígenes de la Hermandad de Nuestra Señora del Carmen de Mula se encuentran íntimamente unidos al hecho de que en los tres o cuatro primeros años del siglo XVII se pusiera la antigua Ermita de San Roque bajo dicha advocación mariana.
Las fuentes históricas, investigadas en los últimos tiempos por el Cronista oficial de Mula y académico de la Real de Alfonso X El Sabio, Doctor Don Juan González Castaño, ponen de manifiesto la singular unión de Mula y la Virgen del Carmen, su Ermita donde se le rinde culto y su Hermandad, que cuida de los elementos indispensables de esa devoción: el culto, la Imagen titular de la Santísima Virgen y el histórico lugar donde ésta se alberga que no es otro que la Iglesia de Nuestra Señora del Carmen, ubicada en lo alto de la Ciudad, desde la que se divisa la mayor parte de su entramado urbano y la feraz vega que conforma su huerta.

La Hermandad de Nuestra Señora del Carmen fue creada bajo los auspicios de la todopoderosa Casa de los Vélez, que desde 1430, ostentaba el discutido señorío sobre Mula. Las primeras Constituciones de la misma fueron redactadas por el Secretario del Marqués de los Vélez. El día 20 de enero de 1606, don GABRIEL PÉREZ DE BARRIO, por orden y como Secretario de los Marqueses de los Vélez, don LUIS FAJARDO Y REQUESENS y doña MARÍA PIMENTEL Y QUIÑONES, firma las primeras constituciones de nuestra Hermandad, las cuales fueron aprobadas el día 28 del mismo mes por el Obispo don ALONSO COLOMA. Es ese día en el que de Derecho nace la Hermandad de Nuestra Señora del Carmen.

Las Constituciones prohibían que desempeñaran cargos personas que no fueran sastre, carpintero, zapatero, albañil, herrero o alpargatero y se nombraron los cargos que debían renovarse el día 16 de julio de 1606. Aquellos fueron: BARTOLOMÉ DE CONTRERAS (sastre) y BARTOLOMÉ SÁNCHEZ (carpintero), designados como Mayordomos; JUAN RAMÍREZ (carpintero), ALONSO GARCÍA DE VILLAREAL (sastre), ALONSO GALIANO (herrero), DIEGO CANO (sastre), MIGUEL MARÍN (alpargatero) y GABRIEL SÁNCHEZ (sastre), como Diputados, MARTÍN PORTUNDO (sastre) como Mayordomo de Ánimas, DIEGO GARCÍA (albañil) como Tesorero y GONZALO CAPEL como Secretario. Y aunque pronto fue derogada esa prohibición, el aura popular y de reconocida humildad y modestia con que se fundó la Hermandad, siguen respirándose en su seno.

Es un rasgo distintivo de la Hermandad el hecho de que a ella podían pertenecer desde su creación tanto mujeres como hombres, sin distinción de clase social. Es más, las primeras constituciones exigían que para desempeñar cargos de Mayordomo, Diputado, Tesorero o Secretario, debía desempeñarse profesiones como alpargatero, albañil, etc., lo que motivó que el Obispo de Cartagena tuviera que intervenir para levantar esa prohibición al generarse un problema en la elección de 1624. Este rasgo de humildad, sigue patente en la Hermandad y el pueblo la ha considerado siempre como algo abierto a todos. Es de considerar que este hecho, en la época en la que la Hermandad es creada, supone, sin duda, un verdadero rasgo distintivo; no se olvide que en nuestra Ciudad, cofradías religiosas creadas incluso después de la nuestra, no permitían su entrada a mujeres y tenían limitado el número de asociados.

Esas Constituciones mandaban que había de hacerse procesión en la festividad de la titular y el Miércoles Santo y, en el interior del templo, los cuartos domingos de cada mes, para lo que en 1613 la Hermandad recibió la donación de una imagen pequeña de la Virgen del Carmen, donada por los herederos de Miguel Marín, que había sido Mayordomo de la Hermandad.

En 1898 se reforman las Constituciones de la Hermandad, aprobándose unos nuevos Estatutos en día 26 de marzo de 1898 por el Obispo de Cartagena don Tomás Briand Livermoore.

El 7 de abril de 1930, se vuelven a reformar los Estatutos, con aprobación del Obispo don VICENTE ALONSO Y SALGADO.

Pero en el verano de 1936, a finales del mes de julio, iniciada la Guerra Civil Española, la iglesia del Carmen es asaltada y destruido todo su ajuar artístico. El rico archivo de la Hermandad, que se conservaba íntegro con todos los documentos generados desde 1606, es destrozado. En junio de 1939 se reúnen los hermanos para reorganizar la Hermandad. Acuerdan realizar las obras pertinentes en la Iglesia para reanudar su actividad. Continúa en el cargo de Hermano Mayor don Pío Ladrón de Guevara y Valcárcel, que lo era antes de estallar la Guerra Civil.

De la documentación que se encuentra en el archivo de la Hermandad, que sólo es la generada desde 1939, se evidencia la colaboración de los ciudadanos de Mula en el desarrollo de las actividades de la Hermandad y en la conformación y recuperación de su patrimonio.

Se reforman los Estatutos de la Hermandad por el Obispo don JUAN ANTONIO REIG PLA el 7 de julio de 2007, los cuales, con una corta y problemática vigencia, fueron sustituidos por los actualmente vigentes, aprobados por el Obispo don JOSÉ MANUEL LORCA PLANES el 4 de enero de 2011.

En la actualidad forman parte de la Hermandad unas 700 personas, aproximadamente, de todas las edades, en su mayoría de la Ciudad de Mula y de su término municipal. Pertenecen a la Hermandad familias enteras que a su vez se sienten depositarias de una tradición de sus ascendientes que proviene, en numerosas ocasiones, de varias generaciones; consideran a la Hermandad, a la Virgen, y los actos que aquélla celebra, incluida la histórica Procesión de Miércoles Santo, que es la única que en Mula sigue saliendo del mismo lugar en donde surgió y cuya configuración permanece casi invariable desde el siglo XIX, son considerados por estas personas como algo consustancial a su existencia.

También nuestra Hermandad, dentro del ámbito de sus funciones y carismas, no ha descuidado nunca el hecho de estar cerca de los ciudadanos de Mula en los momentos difíciles. Dicen las crónicas que durante la epidemia de peste bubónica de 1648, que ante ha sido mencionada, no se interrumpió su funcionamiento. MARTINEZ GRACÍA expresa: «Así se salvó aquella situación dificilísima, para que no se interrumpiera el curso de nuestra historia. Así se evidenció que en el fondo de nuestra institución hay un algo superior a las previsiones humanas que la impulsa y la sostiene seguramente para realizar fines que no alcanzan la limitada inteligencia de los mismos hermanos que coadyuvamos a que se cumplan los inescrutables designios de la Sabiduría infinita».

También durante esta pandemia, la Hermandad no ha cesado en su actividad y a través de los medios técnicos actuales, ha llevado sus celebraciones de la Eucaristía hasta los hogares de Mula, llenando de esperanza a sus devotos. También ha colaborado junto con las organizaciones que se dedican a ello, a intentar colmar las muchas necesidades materiales que ha provocado en la sociedad esta enfermedad. De todo lo expresado cabe concluir que es evidente la relación de la Virgen, la Ermita del Carmen y la Hermandad con la Ciudad de Mula y los ciudadanos que en ella habitan. Es probable que sea la Hermandad del Carmen la entidad asociativa de carácter estrictamente local, con mayor número de asociados de Mula y su término.

Ermita

Si hacemos caso a la tradición, que no a la Historia, en el lugar donde se encuentra ubicada la Iglesia de Nuestra Señora del Carmen, sería una de las dos mezquitas existentes en Mula en el año 1244, cuando el Infante Alfonso, futuro Rey Sabio, al mando de las huestes de su padre, el Rey Fernando III, El Santo, reconquistó la Ciudad, consagrándola a San Miguel Arcángel, quedando la otra bajo la advocación de Santo Domingo de Guzmán.

En efecto, en el lugar donde se encuentra actualmente la espaciosa iglesia en que se da culto a Nuestra Señora del Carmen y donde nuestra Hermandad tiene su sede canónica, hubo un pequeño templo dedicado desde la Reconquista de Mula en mayo de 1244, a San Miguel Arcángel, con la categoría de Parroquia, cabeza de uno de los dos barrios cristianos de la entonces villa. La otra parroquia de Mula se dedicó en ese mismo año a Santo Domingo de Guzmán y sigue ubicada en el mismo lugar desde su fundación. Lo escarpado del terreno imposibilitaba la construcción de un gran templo para San Miguel, por lo que en el siglo XVI se traslada la Parroquia al lugar donde hoy se encuentra en la Plaza Mayor de la Villa, que acababa de ser abierta. El pequeño templo de San Miguel El Viejo se puso bajo la advocación de San Roque al que se le celebraba una fiesta anualmente para implorar su intercesión contra las epidemias. Pero desaparecida la amenaza de la peste en la década final del siglo XVI, languideció el culto a dicho santo y la ermita quedó abandonada.

Fue en el año 1606 cuando el ermitaño profeso de la Orden de San Pablo, Juan de los Reyes, entregó dicha Ermita y la Imagen, ropas y joyas de Nuestra Señora del Carmen, que a solicitud suya y de otras personas se había traído de limosna y puesto en la Ermita de San Roque, a la recién creada Hermandad de Nuestra Señora del Carmen. Según la tradición, la referida imagen era de origen Napolitano.

No debía encontrase en muy buen estado la Ermita, ya que hacia 1674 se hubieron de acometer obras para reforzar la bóveda. Fue en 1676 cuando la Hermandad, con el fin de ejecutar el proyecto que tenía en mente para la construcción de una nueva Iglesia, que es la que hoy podemos disfrutar, decide colocar los cimientos de ese nuevo templo más espacioso.

Dice MARTÍNEZ GARCÍA que “difícilmente se encontrará un lugar más a propósito para dar culto a la Madre de Nuestro Señor Jesucristo bajo la advocación que lo hacemos nosotros. Si desde el Carmelo se domina Judea, que conserva recuerdos de patriarcas y de generaciones enviadas por Dios para prepararnos la vida espiritual, desde esta Ermita se domina la Ciudad de Mula donde nacieron y vivieron Ginés Pérez de Hita, Fray Ginés de Quesada, Fray Pedro Botía y muchos otros varones que aún nos iluminan con el espíritu de la inmortalidad y de la gracia”.

Como ha quedado expresado anteriormente, la Ermita del Carmen, donde se venera la imagen de la Virgen, es un lugar de alta carga histórica y religiosa.

El actual templo adquiere su fisionomía definitiva en la primera mitad del siglo XVIII y su aspecto es consecuencia de las continuas reparaciones y construcciones que ha llevado a cabo la Hermandad desde la segunda mitad del siglo XVII.

De la lectura de la Memoria escrita por MARTÍNEZ GARCÍA se deduce que el edificio originario que fue entregado a la Hermandad en 1606 no se encontraba en buen estado. De hecho, la Hermandad tuvo que efectuar reparaciones de las cubiertas del campanario en 1675 y ya en 1677 se hizo constar en las actas de los Cabildos que la Ermita estaba muy derrotada y en peligro, habiéndose acordado un año antes que se hicieran los cimientos de la Iglesia actual.

Fue a partir de 1713 cuando se le da un mayor empuje a las obras, acordándose en 1731 concluir la capilla mayor para colocar la imagen de la Virgen.

Como dice MARTÍNEZ GARCÍA, es evidente el empeño constante de los hermanos por mejorar la ermita, en una labor que se extendió durante tres siglos, en la que no sólo cabe destacar la satisfacción de gastos que se generaran, sino también el valor del trabajo que en concepto de limosna hicieron aquéllos para este menester .

No sabemos cómo era la antigua Ermita, ya que las obras realizadas y la pérdida del valioso archivo de la Hermandad, que conservaba todos los documentos generados por la misma desde 1606, que fue destruido en el verano de 1936, al inicio de la Guerra Civil, nos ha privado de tales noticias. No obstante, de la observación de los restos que aún quedan fosilizados en las estructuras de la actual iglesia y a la vista de los estudios arqueológicos realizados en 1997 por Virginia PAGE DEL POZO y Ana PUJANTE MARTÍNEZ, podría decirse, con MARTÍNEZ GARCÍA, que vendría a ocupar aproximadamente el espacio existente a los pies de la iglesia actual y cuarto de los tronos.

En 1646 la Hermandad adquiere una campana, tal vez porque en la ermita no quedaba ninguna.

Las obras debieron retrasarse por la penuria económica dela época, agravada por la epidemia de peste bubónica que esquilmó la población de Mula en más de un 50%.

No obstante no descuidaban los hermanos del Carmen el ornato de la vieja ermita, ya que se sabe que a finales del siglo XVII se realiza un nuevo retablo para el Altar Mayor donde se encontraba la imagen de la titular.

Las obras de la nueva iglesia se extienden durante más de 80 años, pero es en la primera mitad del siglo XVIII cuando adquieren gran fuerza, probablemente porque la ermita vieja se encontraba en mal estado.

La Hermandad entre tanto debía seguir utilizando el viejo templo, pero hacia 1723 se sabe que el arco en que estriba la torre campanario, de finales del siglo XV, se encontraba en mal estado, lo que afectaba a la bóveda de la capilla mayor de la ermita vieja que debía estar contigua. Por ello la Hermandad acuerda levantar la pared de la Iglesia nueva que debía caer en la capilla mayor de la ermita vieja para que sujetara el arco donde se apoyaba la torre y por ello se ven obligados a sacar el retablo y a Nuestra Señora más fuera.

Debían estar bastante avanzadas la obras del espacio que actualmente ocupa el crucero de la Iglesia nueva, cuando hacia 1725 se tejan las capillas de Santa Ana , las otras dos de enfrente y la del lugar donde se encuentra la portada de piedra que da acceso a la Iglesia.

En 1729 terminaron las obras de la cornisa de la cúpula, se inicia la construcción del camarín de la Virgen y en 1731 ya se había concluido el crucero y se quiere colocar la imagen de la Virgen del Carmen en su nueva capilla mayor.

En 1735 se construye la zanja y calle al Norte de la Iglesia para evitar las humedades provenientes del cabezo.

En 1742 se está terminando de concluir la construcción de la iglesia, seguramente los pies y coro, lugar donde se encontraba la ermita vieja.

En 1743 el Ayuntamiento de Mula da licencia a la Hermandad de los terrenos para ensanchar la placeta del Carmen y mudar las gradas para su acceso.

Hacia 1750 se redimen dos mitades de censos para obtener liquidez y aplicarla a concluir y finalizar las obras que aún quedaban pendientes de la nueva Iglesia.

Una vez concluido el exterior, los hermanos deciden mejorar el interior de la Iglesia nueva y así, en 1798 encargan a Lorenzo del Campo, ebanista muleño, el nuevo retablo del Altar Mayor que da por concluido en 1802 cuando es dorado. No se sabe qué se hizo del antiguo retablo de la ermita vieja, pero seguramente, por el espacio que ocupaba, debía ser demasiado reducido con relación a la nueva capilla mayor, por lo que no es extraño que fuera colocado primeramente en ella y después retirado cuando se construye el nuevo.

Con la Desamortización de Mendizábal y el cierre y venta del Convento de San Francisco y la contigua Iglesia de la Purísima Concepción de Mula, muchas de sus imágenes y retablos fueron a parar a otros templos. La Iglesia del Carmen recibió al menos tres retablos: el que se hallaba en la capilla de Santa Ana, el del Ecce Homo y el de la Virgen de la Soledad, estado dos últimos en el crucero, lado del Evangelio y de la Epístola, respectivamente.

Entre los años 1857 y 1859 se construye un órgano para la iglesia que se coloca en el coro, en la pared de levante. Según MARTÍNEZ GARCÍA, sus sonidos dejaban mucho que desear, a pesar de haber sido reparado.

En 1894 adquiere la Hermandad otra campana que se rompió en 1901 y que junto con la comprada en 1646, fueron refundidas en 1901 construyéndose dos nuevas a las que llamaron María del Carmen y María Teresa.

En 1902 construye la Hermandad un espacioso salón de actos para celebrar sus cabildos sobre las capillas que se conservan de la ermita vieja y sobre lo que pudo ser un nártex y que fue reutilizado como casa del ermitaño, que asimismo es reformada en ese año.

Con ello se completó la construcción y ornato de la Iglesia nueva para el uso que necesitaba la Hermandad.

En los años 20 debió colocarse el suelo hidráulico existente en la Iglesia, que forma graciosas grecas y se repintan los azuletes con los que se halla decorada desde el siglo XVIII.

Pero en el verano de 1936, a finales del mes de julio, iniciada la Guerra Civil Española, la iglesia del Carmen es asaltada y destruido todo su ajuar artístico. El rico archivo de la Hermandad, que se conservaba íntegro con todos los documentos generados desde 1606, es destrozado.

En 1947 se construye el retablo del Altar Mayor, copia del destruido en la Guerra Civil. En esta obra trabajan varios carpinteros de la Ciudad de Mula, la albañilería corre a cargo del hermano Juan Huéscar Egea y es pintado por Diego Castillo Huéscar.

Ese mismo año 1956, se construyen los altares de las capillas laterales de la Iglesia.

En 1979, es donado un nuevo órgano por don Francisco Ladrón de Guevara Soto, importa 125.000 pesetas y es adquirido en la popular y desaparecida tienda Ritmo, de Murcia.

Ese año el Ministerio de Cultura incoa expediente para la declaración de la Iglesia como Monumento histórico-artístico de carácter Nacional, declaración que se produce definitivamente por Real Decreto 1931/1983, de 1 de junio (BOE nº 165 de 12/07/1983). Según dicha disposición, La Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, en el informe emitido, ha señalado que el citado edificio reúne los méritos suficiente para merecer dicha declaración. La tutela de este monumento queda bajo la protección del Estado.

En 1986, la Consejería de Cultura de la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia realiza unas obras para la consolidación del forjado del campanario y la apertura de sus huecos originales cegados desde antiguo, se reparan las cubiertas de la Sacristía y cuarto contiguo.

Conserva la Iglesia un interesante ajuar litúrgico de posguerra, en algunos de cuyos objetos campa con orgullo el escudo de la Hermandad. Se conservan asimismo algunas piezas textiles interesantes en el ajuar de la Virgen, como un manto de seda con bordados filipinos del siglo XVIII.

En 1996 la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia repara totalmente las cubiertas de la Iglesia.

En 2001 realiza las obras de emergencia para evitar las humedades que provienen del cabezo contiguo, realizando un drenaje a la zanja construida para tal fin en el siglo XVIII.

La gran intervención se produjo en 2005-2006, cuando la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia acomete las obras de restauración de las fachadas de la Iglesia y la recuperación de las pinturas interiores. Es en ese año 2005 cuando el salón de actos construido en 1902, es demolido y junto con él, inexplicablemente desaparecen los restos del muro de la ermita medieval, que pudo formar el exterior del posible nártex y que había servido como casa del ermitaño. Por suerte se salvaron las capillas del siglo XVI, cuyas pinturas al fresco fueron restauradas, junto con las dieciochescas del camarín del Prendimiento y las que quedan en la antigua capilla de Santa Ana, donde actualmente se venera la imagen del Ecce Homo.

Devoción a la Virgen del Carmen

Pronto creció la devoción a la venerada Imagen de tal modo que en un proceso similar al ocurrido en Murcia con la Virgen de la Arrixaca y la de la Fuensanta, la antigua Patrona de Mula, la Virgen de los Olmos, hubo de ceder su sitial a la del Carmelo, la cual ha sido considerada como Patrona de la Ciudad como un acuerdo no escrito entre los naturales de Mula.

Hay que destacar que la devoción a la Virgen del Carmen en la Ciudad de Mula y su término se encuentra muy arraigada. Por ello, el Ayuntamiento de Mula en sesión de 28 de diciembre de 1995, la nombra oficialmente Patrona de Mula, haciéndose eco del sentir popular que la consideraba como tal desde mucho tiempo atrás.

La primera advocación que fue patrona de Mula, fue la de la Virgen de los Olmos, la cual se veneraba en su ermita que se ubicaba en la actual iglesia del Real Monasterio de la Encarnación. Pero como dice GONZÁLEZ CASTAÑO, también en religión hay modas y como sucedió en Murcia con la Virgen de la Arrixaca, en Cartagena con la Virgen del Rosell o en Cehegín con la Virgen de la Peña, la antigua advocación tuvo que ceder su sitial de preferencia a la Virgen del Carmen, quedando olvidada la de los Olmos, diluida en un nuevo templo convertido en iglesia conventual.

Dice VILLALBA Y CÓRCOLES en su Pensil del Ave María, que todos los fieles de esta Villa acuden al amparo de esta soberana Señora, unos con votos o promesas, otros con devoción. A los enfermos acude la Cofradía con una imagen del Carmen pequeña que para este intento tienen y también para hacerle sus procesiones el domingo cuarto de cada mes.

La bellísima imagen de la titular, de origen napolitano debió contribuir en ese proceso. Cita SANCHEZ  MAURANDI a MARTÍNEZ TONEL en el Diario de Murcia del 19 de octubre de 1899, cuando habla de aquélla: “Es una hermosura la cara de esta Virgen, que cautiva como decía La Riva de la Fuensanta. Tiene más belleza que idealidad; es decir, más humano que divino, más de Madre Virgen que de Virgen Madre; y tal vez por esto, cautiva para el amor de sus hijas y de sus hijos y para la confianza en ella. ¡Hermosa escultura! ¡Divinos ojos!”.

La devoción a la Virgen del Carmen fue calando poco a poco y ya en 1973, en un programa de fiestas de septiembre, ya se le llama patrona de Mula. Es evidente también que muchas mujeres de  Mula llevan el nombre de Carmen.

Seguramente contribuyó a este hecho el que las fiestas en honor de la Virgen las celebrara la Hermandad haciéndolas coincidir con la Feria de Septiembre.

En un principio, la función principal se celebraba el 16 de julio, pero dice SANCHEZ MAURANDI que, por hallarse Mula en esa época en labores agrícolas, se pasó la fiesta al día de San Agustín, después al 8 de septiembre, después al 18 y finalmente al 23, como se celebra actualmente.

En 1634, dice GONZALEZ CASTAÑO, que se celebró la festividad de la Virgen con luchas de moros y cristianos y fiestas de toros y cañas, en  que colaboraba el Concejo. La última vez que se celebraron estas luchas fue en 1695.

De los programas de fiestas que se conservan en la prensa de finales del siglo XIX y principios del siglo XX, se observa que las celebraciones son muy parecidas a las actuales y se hacían con la colaboración del Ayuntamiento, en honor del Niño Jesús de Belén y María Santísima del Carmen. Seguramente eran unos días de convivencia y entretenimiento para muchos ciudadanos para celebrar a los dos referentes religiosos de la Ciudad. De la popularidad de estas fiestas da cuenta el hecho de que en 1901 se mudara la celebración de la festividad del Patrón San Felipe Mártir, de su día litúrgico que es el 10 de julio, al 25 de septiembre.

El día 7 de septiembre de 1997, en una celebración Eucarística multitudinaria llevada a cabo en la Plaza del Ayuntamiento de la Ciudad de Mula, la Imagen de la Santísima Virgen del Carmen fue Coronada Canónicamente por el Excelentísimo y Reverendísimo Señor Obispo de la Diócesis de Cartagena Don Javier Azagra Labiano, quien por Decreto concedió dicho privilegio.

Hay que destacar que la devoción a la Virgen del Carmen en la Ciudad de Mula y su término se encuentra muy arraigada. Por ello, el Ayuntamiento de Mula en sesión de 28 de diciembre de 1995, la nombra oficialmente Patrona de Mula, haciéndose eco del sentir popular que la consideraba como tal desde mucho tiempo atrás.

La primera advocación que fue patrona de Mula, fue la de la Virgen de los Olmos, la cual se veneraba en su ermita que se ubicaba en la actual iglesia del Real Monasterio de la Encarnación. Pero como dice GONZÁLEZ CASTAÑO, también en religión hay modas y como sucedió en Murcia con la Virgen de la Arrixaca, en Cartagena con la Virgen del Rosell o en Cehegín con la Virgen de la Peña, la antigua advocación tuvo que ceder su sitial de preferencia a la Virgen del Carmen, quedando olvidada la de los Olmos, diluida en un nuevo templo convertido en iglesia conventual.

Dice VILLALBA Y CÓRCOLES en su Pensil del Ave María, que todos los fieles de esta Villa acuden al amparo de esta soberana Señora, unos con votos o promesas, otros con devoción. A los enfermos acude la Cofradía con una imagen del Carmen pequeña que para este intento tienen y también para hacerle sus procesiones el domingo cuarto de cada mes.

La bellísima imagen de la titular, de origen napolitano debió contribuir en ese proceso. Cita SANCHEZ  MAURANDI a MARTÍNEZ TONEL en el Diario de Murcia del 19 de octubre de 1899, cuando habla de aquélla: “Es una hermosura la cara de esta Virgen, que cautiva como decía La Riva de la Fuensanta. Tiene más belleza que idealidad; es decir, más humano que divino, más de Madre Virgen que de Virgen Madre; y tal vez por esto, cautiva para el amor de sus hijas y de sus hijos y para la confianza en ella. ¡Hermosa escultura! ¡Divinos ojos!”.

La devoción a la Virgen del Carmen fue calando poco a poco y ya en 1973, en un programa de fiestas de septiembre, ya se le llama patrona de Mula. Es evidente también que muchas mujeres de  Mula llevan el nombre de Carmen.

Seguramente contribuyó a este hecho el que las fiestas en honor de la Virgen las celebrara la Hermandad haciéndolas coincidir con la Feria de Septiembre.

En un principio, la función principal se celebraba el 16 de julio, pero dice SANCHEZ MAURANDI que, por hallarse Mula en esa época en labores agrícolas, se pasó la fiesta al día de San Agustín, después al 8 de septiembre, después al 18 y finalmente al 23, como se celebra actualmente.

En 1634, dice GONZALEZ CASTAÑO, que se celebró la festividad de la Virgen con luchas de moros y cristianos, en  que colaboraba el Concejo. La última vez que se celebraron estas luchas fue en 1695.

De los programas de fiestas que se conservan en la prensa de finales del siglo XIX y principios del siglo XX, se observa que las celebraciones son muy parecidas a las actuales y se hacían con la colaboración del Ayuntamiento, en honor del Niño Jesús de Belén y María Santísima del Carmen. Seguramente eran unos días de convivencia y entretenimiento para muchos ciudadanos para celebrar a los dos referentes religiosos de la Ciudad. De la popularidad de estas fiestas da cuenta el hecho de que en 1901 se mudara la celebración de la festividad del Patrón San Felipe Mártir, de su día litúrgico que es el 10 de julio, al 25 de septiembre.

El día 7 de septiembre de 1997, en una celebración Eucarística multitudinaria llevada a cabo en la Plaza del Ayuntamiento de la Ciudad de Mula, la Imagen de la Santísima Virgen del Carmen fue Coronada Canónicamente por el Excelentísimo y Reverendísimo Señor Obispo de la Diócesis de Cartagena Don Javier Azagra Labiano, quien por Decreto concedió dicho privilegio.

Miércoles Santo

Desde la fundación de la Hermandad, ésta ha organizado la Procesión de Miércoles Santo, además de los actos en honor a Nuestra Señora del Carmen, lo cual constituye una de las señas de identidad de la Hermandad que se considera al tiempo como una Cofradía de Gloria y de Pasión.

De hecho, en las actas de 1650 ya se cita la existencia de un Paso de la Oración del Huerto que constaba de la imagen de Cristo, tres Apóstoles y un Ángel. Al principio se realizaba esta procesión con las pocas imágenes que existían, entre ellas la Virgen del Carmen.

La Hermandad no descuida su procesión del Miércoles Santo y en 1764 incorpora al desfile el Ecce Homo existente en la ermita que debía ser muy antiguo.

En 1765 la Hermandad adquiere el Paso de El Prendimiento realizado por el escultor Francisco Salzillo, con el que convinieron el precio de 3.000 Reales un año antes. En ese año de 1765 se construye el camarín para albergar tan egregio grupo escultórico.

En 1808 encarga la Hermandad el Paso de La Samaritana al escultor Roque López que es estrenado el Miércoles Santo de ese año. Importó 1.200 Reales.

En 1816 Santiago Baglietto construye el nuevo Paso de la Oración del Huerto, que viene a sustituir al  que desfilaba originariamente en 1650. El nuevo Paso se inspira en el que Salzillo realizara para la Cofradía de Jesús de Murcia. Esta fiebre renovadora afectó también a las esculturas de Santa Ana que era del siglo XVIII, San Francisco de Asís, Santa Lucía y San Roque, estas dos últimas posteriores a las que originariamente se encontraban en la ermita.

Entre 1860 y 1872 se encargan a Leoncio Baglietto las esculturas de Santa Teresa de Ávila, San Elías Profeta, San Juan, La Virgen de los Dolores y la Virgen de la Soledad, con lo que concluye la renovación de las imágenes y se termina de completar la procesión del Miércoles Santo.

Pero en el verano de 1936, a finales del mes de julio, iniciada la Guerra Civil Española, la iglesia del Carmen es asaltada y destruido todo su ajuar artístico. El rico archivo de la Hermandad, que se conservaba íntegro con todos los documentos generados desde 1606, es destrozado.

En junio de 1939 se reúnen los hermanos para reorganizar la Hermandad. Acuerdan realizar las obras pertinentes en la Iglesia para reanudar su actividad. Continúa en el cargo de Hermano Mayor don Pío Ladrón de Guevara y Valcárcel, que lo era antes de estallar la Guerra Civil.

En septiembre de 1939 ya hay una nueva imagen de la Virgen del Carmen en la Ermita y ese año, en el mes de septiembre, se le celebra su festividad y novenario. Esta imagen no es la que actualmente se venera, ya que desde su llegada a Mula, no debió agradar en exceso a los hermanos que en 1947 decidieron cambiarla.

En febrero de  1941 es donada a la Hermandad la imagen de la Virgen de la Soledad por doña Elvira del Toro Pérez, realizada por el escultor José Lozano Roca. Desfila por primera vez el Viernes Santo de 1941, siendo esta procesión de Semana Santa la primera que se celebra en Mula después de la Guerra Civil.

En diciembre de 1944 entra en el Carmen la primera escultura de don José SÁNCHEZ LOZANO, natural de Pilar de la Horadada y afincado en la Ciudad de Murcia. Se trata de la imagen de San Juan Evangelista que es encargada por el ermitaño don Juan BUENAFÉ MARTÍNEZ y costeada por todos los juanes y juanas de la Ciudad. Importa 4.400 pesetas. Desfiló por vez primera el Viernes Santo de 1945 junto con la Virgen de la Soledad.

En 1946 le encargan las esculturas del Ecce Homo y el grupo del Paso de La Samaritana que entrega ese mismo año e importan 5.000 y 25.000 pesetas, respectivamente. Desfilan por primera vez el Miércoles Santo de 1946, a los que se une San Juan estrenado el año anterior.

También en 1946 los hermanos don Juan Pérez Cervantes y su esposa doña Maximina Ibáñez, en cumplimiento de una promesa, donan la imagen de la Virgen del Carmen pequeña.

En 1947, la Hermandad decide encargar a Sánchez Lozano una nueva imagen de la Virgen del Carmen para sustituir a la adquirida en 1939. Importa su reconstrucción 7.500 pesetas y se inspira en una mascarilla de la Virgen original napolitana que conservaba un particular.

En 1948 entrega don José Sánchez Lozano las imágenes de San Elías Profeta y de Santa Teresa de Ávila que son estrenadas en la procesión del 23 de septiembre, festividad de la Virgen del Carmen.

Prosigue la Hermandad en su labor de recuperación de las esculturas en 1952 cuando encarga el Paso de El Prendimiento a Sánchez Lozano. Cumple don José y el Paso se estrena el Miércoles Santo de 1952. Importa 30.000 pesetas. Como curiosidad, se conserva la túnica del Cristo anterior que luce el actual y que es contemporánea a su realización en el siglo XVIII, acaso diseñada por el propio Salzillo.

En 1953 entrega don José al Paso de la Oración del Huerto, copia del que Salzillo hizo para la Cofradía de Jesús de Murcia. Importa 35.000 pesetas y es estrenado el Miércoles Santo de 1953.

En 1955 encarga la Hermandad la imagen de la Virgen de los Dolores, que don José Sánchez Lozano entrega a la Hermandad en 1956. Importa 7.000 pesetas y desfila por primera vez el Miércoles Santo de 1956.

Con ello se recupera totalmente la Procesión del Miércoles Santo de Mula, con las mismas advocaciones que desfilaron hasta 1935. Todas ellas realizadas por José Sánchez Lozano.

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